Recuerdo aquellas noches en mi casa repletas de pasión, también recuerdo aquellos amaneceres en los que te vestías, agarrabas tus viejos mocasines marrones y te disponías a irte sin hacer ruido para no despertarme, pero nunca lo conseguías, tu olor te delataba, odiaba que te fueras de esa forma, pero me encantaba que siempre, antes de irte me preparabas un café con aquella taza que tanto me gustaba y al lado aquella nota de buenos días princesa, ya te echo de menos.
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